Hay un rostro que entra cada día
en la cocina de mi andar.
y mi andar construye muelas
barcos
antojos
libros
mientras a metros tal vez se muera un pájaro
y alguien mastique sobras de un crujir de ayer.
Del otro lado y sin guiño al compromiso
un vecino bosteza lo que puede
y mi nombre se asoma blando en el sonido
y yo comprendo a la ausente obligación de pecho
de conocer mis límites
de soportar mi tos.
Ahora voy a sacar la herida mayor.
Ya mismo me presto a compararla con las yemas de luz
que a enamorados metros
besan la espera de otra piel.
Y nos veremos
Nos amaremos
en el aún sin extender de un a calle
nacida para dos.
Yo iré desvestido de rústicos estrechos
y esperaré sin tiempo por tu llegar sin peso a cuestas
como un deseo bueno
como un regalo sin abrir.-
De (Poemas para no guardar) 2013-
miércoles, 29 de mayo de 2013
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